Editorial
Está claro que los ciudadanos no califican bien a sus gobernantes, el disgusto ciudadano, válido y atendible, bien pudo ser orientado, como debiera suceder en una democracia, hacia que los votantes inclinaran la balanza hacia alguna alternativa presentada, pero que en caso de no encontrar la idónea, “Mi voto por tu compromiso”. El voto es el mecanismo mediante el cual el pueblo en uso de su soberanía, participa en el ejercicio del poder, el 4 de julio se verán las caras los dos Carlos uno por el rojo y el otro blanquiazul,(los otros con muy pocas posibilidades) dejan las palabras a medias, por lo cual es un serio indicio de que la votación será menos participativa si no convencen, claro sin dejar pasar que el abstencionismo, a pesar que el voto es un derecho y un deber ciudadano. Los partidos y candidatos no colman los anhelos populares, desafortunadamente en México y en Tijuana desde hace muchos años la pureza del sufragio se ha venido menoscabando por múltiples factores, plenamente diagnosticados y analizados por destacadas personalidades( presidentes), los que votan de manera independiente y espontanea, los que no tiene trato con el gobierno, los ajenos a los grandes negociados, los que no dependen de ningún político, los estudiantes, los profesionales, los empresarios, la clase trabajadora, los hombres y mujeres libres, se están pronunciando constantemente en los diferentes estados del país, para que se cambien las malas costumbres en el ejercicio de la política. Esta es la oportunidad que tiene al electorado, para saber a qué persona escoger y la que gobernara en el periodo constitucional que dará inicio el 4 de julio, es indudable la necesidad de establecer que el voto sea, para una verdadera participación ciudadana, porque de ahí será una amplia voluntad soberana, donde todos los ciudadanos habilitados para sufragar deberán decidir el destino de Tijuana, para que aquello de la democracia participativa sea realmente un proceso político y abierto.